Aún en el siglo XXI, luego de que pensamos que habíamos superado muchas situaciones, parece cada vez más usual confundir la violencia con el conflicto, incluso, en ciertas oportunidades le damos, a ambos términos, un tratamiento de sinonimia; cuando la realidad es que cada uno de nosotros está preparados para vivir con el conflicto, pero no estamos hechos, ni nunca lo estaremos, para vivir con violencia. Es por esto que resulta importante que aprendamos a diferenciar estos términos, así como a aprovechar lo positivo del conflicto, a prevenir la violencia y, en el caso, a enfrentarla sin fuertes lesiones.